Claroscuro

Armario

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Una antigua portátil – Si bien para 1930 la industria fotográfica ya producía cámaras muy pequeñas y livianas, la fotografía de gran formato siempre ha requerido de aparatos grandes y complejos. Esta Eastman View Camera N° 33A, hecha en los Estados Unidos por Kodak, es un ejemplo clásico. Estaba diseñada para ser usada en exteriores -incluso el ejército estadounidense las usó- pero aún así requerían un trípode fuerte y una maleta para guardar las placas negativas.

Esta cámara perteneció al fotógrafo Melitón Rodríguez, y con ella hizo muchas de las imágenes que nos legó del Medellín antiguo y que se conservan en nuestro archivo Fotográfico.

Kodak EKI60-EF La búsqueda de lo instantáneo – Lo instantáneo ha sido una inquietud recurrente en la fotografía. Con la aparición de las cámaras digitales el problema quedó resuelto, pero durante décadas se buscó incesantemente que una imagen fotográfica apareciera en el menor tiempo posible.

Así surgió el sistema Polaroid, que evitaba el cuarto oscuro y revelaba la fotografía en el acto, aunque se pagara el precio de un formato extraño y el deterioro -amarillamiento- de la foto en cuestión de meses. Años después Kodak desarrolló un sistema de instantáneas similar al Polaroid, pero fueron demandados por plagio y tuvieron que retirar sus cámaras del mercado, entre ellas la EKI60-EF.

Kodak Disc 4000. Un desarrollo frustrado – La historia de la fotografía está llena de ideas que fracasaron. Abundan las historias de diseños que no sirvieron de nada y de prototipos que terminaron en la caneca. Es el caso de estas cámaras que, cuando aparecieron hacia 1982, el fabricante Kodak esperaba que transformara la fotografía aficionada: el rollo tradicional se reemplazó por una película en forma de disco que permitía que la máquina fuera muy, muy delgada. Pero no funcionó y para 1990 las disc cameras habían salido del mercado por la puerta de atrás. Kodak Disc 4000

El fenómeno Instamatic – Kodak, uno de los fabricantes más icónicos de productos fotográficos, siempre se ha preocupado por hacer de la fotografía algo accesible a cualquier persona. Fueron ellos quienes consiguieron convertir un oficio misterioso, reservado para ópticos y químicos, en un pasatiempo muy popular que hasta los niños pueden practicar.

La serie Instamatic fue la sucesora, en la década del sesenta, de un concepto que ya habían inaugurado década atrás con las referencias Brownie: cámaras de un solo botón que producían imágenes muy buenas, aún en condiciones adversas. Con las Instamatic fue posible que una cámara fotográfica se incluyera en la canasta familiar.

Así se referían a estas cámaras fotográficas baratas y sencillas, destinadas a ser operadas por el ciudadano común y corriente: Sin embargo, sus fabricantes siempre quisieron darles un poco más de estilo y ofrecerles a sus compradores -hombres, mujeres y niños. Un objeto memorable.

Eso explica la placa decorativa frontal, con diseños y líneas Art Deco, propias de máquinas de la década del cincuenta. Estas box cameras también incluían un acople para flash de bombilla. Imperial

Un equipo profesional de fotografía puede ser tan completo como el fotógrafo lo requiera. Varios lentes le permiten a un fotógrafo registrar la realidad desde perspectivas diferentes y con ello expresar su visión particular del mundo.

Este equipo perteneció al escultor antioqueño Rodrigo Arenas Betancur. Consta de tres objetivos distintos – 35 mm, 135 mm y 75 – 205 mm – , un flash desmontable y una cámara Nikon F de 35 mm, una de las máquinas fotográficas más finas y bien hechas en la historia de la fotografía análoga.

En la fotografía adicionada fueron los años del apogeo de la “camarita 110”, llamada así por el formato de película negativa que usaba – 110 milímetros – . Era una máquina de fotos compacta y liviana, que cualquiera podía manejar y llevar todos los lados.

La LeClic 110 llenó de colores pastel y neón unos objetos que por tradición siempre habían sido oscuros y marrones.

Si bien Colombia fue un país incomunicado con el exterior por mucho tiempo y durante décadas las importaciones estuvieron prohubirdas, de una forma u otra a nuestra ciudad llegaron máquinas y objetos tecnológicos de todo tipo. Tal es el caso de estas cámara Polaroid de 1975, que podría ser definida como “de trabajo pesado”.

Diseñada para tomar fotografías instantáneas que demandaban mucho volumen y velocidad -por ejemplo, fotografías para pasaportes o identificación de un carnet en empresas- el equipo completo incluía una aparatosa maleta que le suministraba la energía a la cámara y al flash

El aficionado serio se diferencia del común por su equipo. Quizás no sea un profesional de la fotografía que carga varios lentes y otras herramientas, pero conoce la técnica, entiende de la luz, sabe de composición y, por lo mismo, no se limita a cámaras de un solo botón y foco fijo.

Fabricantes como Kodak, Agfa y la rusa Zenit han producido desde siempre máquinas para ellos: robustas, bien hechas, con buenos lentes, y con controles manuales de enfoque y entrada de luz. En buenas manos estas cámaras tienen la capacidad de producir imágenes de muy alta calidad.

Un equipo fotográfico profesional involucra cristales pulidos, materiales resistentes, mecanismos precisos, tornillería bien ajustada y sellamientos que evitan filtraciones de luz. Todo eso convierte a la máquina fotográfica en una pieza que cuesta mucho dinero y, por lo tanto, a la que no cualquiera puede acceder.

Los fabricantes desde siempre han creado cámaras que lucen como profesionales, pero son construidas con materiales, mecanismos y procesos baratos para bajar costos. La Argus seventy-five era una máquina que en todo era similar a las costosísimas Rolleiflex, excepto en la calidad de las fotos.